La Misión de Observación Electoral (MOE) pidió al Gobierno nacional y a las autoridades locales fortalecer la pedagogía cívica y la comunicación directa con los jóvenes, luego de reportar una participación del 12,81% —1.499.573 votantes— en las elecciones de Consejos de Juventud. Aunque la cifra supera la de 2021, el organismo advierte que aún hay un largo camino para consolidar una cultura política juvenil sostenible
El balance de la Misión de Observación Electoral (MOE) tras las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud del 19 de octubre de 2025 dejó en evidencia un avance moderado pero insuficiente en la participación política juvenil en Colombia. Según el informe, la jornada alcanzó el 12,81% de participación nacional, equivalente a 1.499.573 votantes, una mejora frente al 10,31% registrado en 2021. Aun así, el organismo señaló que este incremento debe verse como un punto de partida y no como un logro consolidado. Para la MOE, la construcción de ciudadanía juvenil exige continuidad, recursos y voluntad política para sostener los espacios de diálogo con las nuevas generaciones.
Alejandra Barrios, directora de la MOE, advirtió que la juventud debe ser protagonista y no espectadora de la política. “Los Consejos de Juventud deben ocupar un primer lugar en la formulación de políticas públicas y en la toma de decisiones que los afectan directamente”, expresó. A su vez, Danilo Sepúlveda, coordinador de Inclusión y Diversidad de la organización, aseguró que el fortalecimiento de estos espacios “implica invertir en formación cívica y en una comunicación más cercana con los jóvenes”. La MOE subrayó que la falta de articulación entre las instituciones públicas, los gobiernos territoriales y los medios de comunicación limita la efectividad del ejercicio democrático juvenil.
El informe también reconoció avances técnicos y logísticos relevantes. Entre ellos, la notable reducción de votos nulos, que pasaron del 23,11% en 2011 al 1,98% en 2025, gracias a la mejora en el diseño de la tarjeta electoral. Este ajuste, según la entidad, fue clave para simplificar la votación y garantizar una jornada más transparente. La MOE resaltó la labor de sus observadores regionales y el compromiso de los jóvenes votantes, a quienes calificó como “pieza fundamental del fortalecimiento democrático”. Sin embargo, advirtió que sin inversión en pedagogía continua, los avances podrían ser temporales y no traducirse en un impacto real sobre las políticas públicas juveniles.
Para el organismo, la participación juvenil debe asumirse como una prioridad nacional y no como un ejercicio esporádico que aparece cada vez que hay elecciones. En esa línea, recomendó que los gobiernos locales y el Ministerio del Interior trabajen de manera articulada para asegurar que los Consejos de Juventud sean espacios con incidencia efectiva, capaces de dialogar con las autoridades y formular propuestas concretas. También propuso la creación de un observatorio permanente de participación juvenil, encargado de monitorear avances y retos en los territorios.
En su conclusión, la MOE hizo un llamado a no perder el impulso logrado en las urnas. “El país no puede seguir viendo la participación juvenil como una moda o una cuota simbólica”, indica el informe. El organismo insistió en que la verdadera democracia se mide por la capacidad de los jóvenes para influir en las decisiones de gobierno, no por el número de votos que depositan cada cuatro años. Su reto ahora es convertir el entusiasmo electoral en un proceso sostenido de formación, diálogo y corresponsabilidad política.
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