La Corte Suprema abrió juicio formal contra el ministro del Interior, Armando Benedetti, por el caso Fonade. Ya hay dos condenados —Musa Besaile y el “Ñoño” Elías— y el proceso podría definir el futuro político de uno de los hombres más poderosos del Gobierno.
Armando Benedetti, ministro del Interior y una de las figuras más influyentes del Gobierno de Gustavo Petro, enfrenta un juicio en la Corte Suprema de Justicia por el escándalo del Fondo Nacional de Desarrollo (Fonade). La Sala Especial de Primera Instancia, con el magistrado Ariel Torres al frente, lo juzga por el delito de tráfico de influencias. La acusación surge de una investigación en la que se señala que habría intermediado para favorecer a la empresa Certicámara en un contrato millonario.
El caso tiene raíces en 2014, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos buscaba la reelección tras perder la primera vuelta frente a Óscar Iván Zuluaga. En ese contexto, los llamados “ñoños” —Bernardo “Ñoño” Elías y Musa Besaile— se convirtieron en piezas clave para garantizar la victoria en la segunda vuelta. Como contraprestación por su apoyo electoral, el Gobierno entregó a sus fichas el control de Fonade. Según los testimonios, Benedetti participó en una reunión en la Casa de Nariño, en la que se definió esa movida política.
Los testimonios de Musa Besaile y el Ñoño Elías, ambos ya condenados por este escándalo, apuntan directamente a Benedetti. La hoja de vida de Ariel Alfonso Aduén, designado como director de Fonade, fue llevada personalmente por él a Palacio, de acuerdo con los documentos judiciales. Además, el testigo clave, Jorge Iván Henao, declaró que Benedetti le pidió buscar un contrato para Certicámara.
La acusación sostiene que el pedido de Benedetti derivó en la adjudicación de un contrato de 741 millones de pesos a la empresa en agosto de 2017, destinado a la digitalización de más de cinco millones de folios. Posteriormente, el contrato fue adicionado en un 52 %, alcanzando cerca de 1.000 millones de pesos. La Corte señala que hubo modificaciones que favorecieron directamente a la compañía recomendada.
En medio de la preparación del juicio, Benedetti ha intentado blindar su imagen pública. En la primera audiencia aseguró que lleva un año en rehabilitación, libre de drogas y alcohol, en un gesto que algunos analistas interpretan como estrategia para humanizar su situación frente al país. Sin embargo, la Corte determinará si existen pruebas suficientes para condenarlo. De ser hallado culpable, perdería su cargo ministerial y su carrera política quedaría gravemente comprometida.
El caso Fonade ya dejó tras las rejas a pesos pesados como Musa Besaile y Bernardo Miguel Elías, quienes fueron condenados por corrupción. Benedetti es el único de los protagonistas de aquellas reuniones que aún no ha sido sentenciado. El desenlace marcará un precedente no solo para su futuro personal, sino para la estabilidad política del Gobierno Petro, en medio de un clima de polarización y cuestionamientos por múltiples frentes.
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