Los homenajes a Miguel Uribe Turbay se convirtieron en un llamado a la unidad y la paz en Colombia, tras el atentado que le costó la vida al senador y precandidato presidencial.
El pasado 11 de agosto, Colombia confirmó con pesar la muerte del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien había permanecido más de dos meses luchando por su vida tras el atentado del 7 de junio. Su fallecimiento en la Fundación Santa Fe de Bogotá no solo desató una ola de dolor, sino también de reflexión sobre el alcance de la violencia política en el país. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), este caso se suma a los 97 asesinatos de líderes sociales ocurridos en lo corrido de 2025, lo que evidencia un panorama cada vez más crítico.
En Cali, la Plazoleta de San Francisco fue el escenario central de un homenaje multitudinario. Autoridades departamentales, encabezadas por la gobernadora Dilian Francisca Toro, junto con el alcalde Alejandro Eder, se vistieron de blanco junto a cientos de ciudadanos para rendir tributo a la memoria del senador. Un minuto de silencio dio inicio a la ceremonia, que rápidamente se transformó en un clamor colectivo por la reconciliación nacional. Toro fue enfática en que “debemos desescalar el odio, porque la violencia verbal incita a la violencia física”. Por su parte, Eder subrayó que la tragedia refleja una problemática nacional que exige mayor respaldo del Gobierno central.
En Bogotá, el Congreso de la República acogió la cámara ardiente en la que fue velado el cuerpo del legislador. La escena estuvo marcada por los abrazos entre su padre, Miguel Uribe Londoño, y su esposa, María Claudia Tarazona, quienes llegaron acompañados de familiares y amigos cercanos. Tarazona, visiblemente afectada, agradeció a los médicos y enfermeros que acompañaron la batalla de su esposo en la clínica y pidió rechazar todo acto de violencia o venganza. “Para honrar a Miguel solo debe haber amor en nuestros corazones”, expresó. También hizo un llamado a que se haga justicia, no solo en nombre de su familia, sino de un país entero que merece vivir en paz.
Miguel Uribe Turbay, hijo de la periodista asesinada Diana Turbay, inició su vida política a los 25 años como concejal de Bogotá, siendo elegido presidente del Concejo Distrital en 2014. Posteriormente se desempeñó como secretario de Gobierno, candidato a la Alcaldía de Bogotá y senador de la República. Su trayectoria estuvo marcada por la defensa de los derechos ciudadanos y la búsqueda de un país más incluyente. Su muerte no solo golpea al Valle del Cauca y a la capital, sino que revive las heridas históricas de la violencia política en Colombia, donde magnicidios como los de Luis Carlos Galán, Carlos Pizarro y Álvaro Gómez Hurtado aún resuenan en la memoria colectiva.
Las exequias se realizaron en el Cementerio Central de Bogotá, acompañadas por una declaratoria de tres días de duelo departamental en el Valle del Cauca y un día de duelo nacional por parte del Gobierno central. El acto solemne se convirtió en un llamado urgente a la unidad política y social, en medio de un clima nacional cargado de tensiones. “Romper una familia es el acto de violencia más horrible que se pueda cometer jamás”, recordó María Claudia Tarazona al salir del Capitolio, una frase que se convirtió en símbolo del rechazo ciudadano a la violencia.
Todos los derechos reservados El Pirobo news