Un soldado y tres miembros de las disidencias de Iván Mordisco perdieron la vida en enfrentamientos en Jamundí, Valle del Cauca, donde las fuerzas del Ejército colombiano llevan a cabo la operación «Escudo del Norte».
El Ejército Nacional confirmó este jueves, 10 de julio, la muerte de un soldado en enfrentamientos con las disidencias de Iván Mordisco en Jamundí, Valle del Cauca. Según el comunicado oficial, el soldado fue alcanzado por el disparo de un francotirador, y pese a los esfuerzos por salvarle la vida, falleció en el lugar. La Tercera División del Ejército destacó que su memoria será honrada como un ejemplo de sacrificio y entrega por Colombia.
Por otro lado, la operación, que continúa desarrollándose en la zona, logró neutralizar a tres miembros del grupo armado organizado residual Estructura Jaime Martínez, de las disidencias de Iván Mordisco. Uno de los neutralizados fue identificado como alias Andrey, quien fungía como cabecilla de esa estructura. Se le vincula con múltiples crímenes, incluidos narcotráfico, extorsión y el control de rutas ilícitas en la región. Los cuerpos fueron recuperados junto con su material de guerra, lo que subraya el golpe estratégico que se dio a la disidencia.
Sin embargo, lo que está claro es que los enfrentamientos continúan. La presencia de las tropas sigue siendo crítica, y el Ejército ha enfatizado que el objetivo es restablecer el control territorial y garantizar la seguridad de los civiles en la zona. No obstante, esta situación no es nueva. El sur de Colombia sigue siendo un punto caliente para las estructuras disidentes, que en varias ocasiones han logrado desestabilizar el control militar mediante tácticas de guerrilla y el uso de comunidades locales para cubrir sus movimientos.
Lo más alarmante es la estrategia de las disidencias. En audios obtenidos, se escucha a un enlace entre las disidencias y los presidentes de las juntas de acción comunal de la zona decir: “Eso va mucho ganado”, sugiriendo que la operación militar está siendo eficaz, pero que la lucha continúa. En otro audio, un cabecilla de la Jaime Martínez da órdenes específicas sobre cómo organizar las veredas y prepara a las comunidades para los enfrentamientos. Esta estrategia de movilizar a las comunidades para que sirvan como cobertura ha sido utilizada en eventos tan dramáticos como el secuestro de 57 militares en el cañón del Micay.
El saldo de esta operación subraya la complejidad del conflicto en el suroccidente colombiano. Mientras las fuerzas militares logran neutralizar a los disidentes, estos grupos siguen adaptándose a las tácticas del Estado, utilizando tanto la guerrilla convencional como las redes sociales y las comunidades locales para continuar su lucha armada.
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