La convocatoria sindical en la Plaza de Bolívar para respaldar la reforma laboral impulsada por Gustavo Petro no logró reunir a una multitud. El evento mostró una asistencia mínima, lo que generó críticas y evidenció el escaso respaldo ciudadano al presidente.
El lunes 16 de junio, la Plaza de Bolívar en Bogotá fue el escenario de un plantón convocado por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) con el objetivo de respaldar la reforma laboral presentada por el presidente Gustavo Petro ante el Congreso. También buscaban presionar por la convocatoria de una consulta popular con la que el mandatario pretende revivir sus principales reformas sociales. Sin embargo, la jornada fue notoriamente pobre en asistencia.
A pesar del apoyo explícito del presidente Petro, la presencia de varias centrales obreras y la instalación de una tarima para el evento, las imágenes compartidas en redes sociales mostraron una plaza casi vacía. Solo se observaron pequeños grupos de personas con pancartas, algunos voceros sindicales y organizadores del acto. La escena contrastó fuertemente con otras movilizaciones recientes, como la multitudinaria Marcha del Silencio que llenó el mismo lugar días atrás.
La CUT había convocado la manifestación con la esperanza de demostrar un respaldo popular visible a la reforma laboral, que ha tenido un accidentado paso por el Congreso. El articulado enfrenta resistencia incluso entre sectores afines al Gobierno y se esperaba que el evento pudiera generar presión sobre los legisladores. “Gran plantón en la Plaza de Bolívar para insistirle a ese Senado que no puede seguir aprobando medidas regresivas”, declaró la organización en la convocatoria.
El presidente de la CUT, Fabio Arias, trató de rescatar el valor simbólico de la jornada, pese a la baja concurrencia. “Plantón en la Plaza de Bolívar para apoyar la reforma laboral del gobierno del cambio y la consulta popular, y rechazar la pretensión oligárquica de hacer trizas la recuperación de derechos”, publicó en su cuenta de X (antes Twitter), acompañado de algunas fotos del evento. Las imágenes fueron objeto de burlas y cuestionamientos por parte de opositores al gobierno.
El Gobierno Petro ha promovido la idea de una consulta popular como salida para avanzar en sus reformas estancadas, incluyendo la laboral. Sin embargo, el escaso respaldo evidenciado en este acto plantea dudas sobre el verdadero alcance del apoyo ciudadano a esta propuesta. La baja movilización también debilita el discurso presidencial de que las calles respaldan sus políticas sociales.
La reforma laboral en cuestión propone la reducción de la jornada laboral, el fortalecimiento de los contratos indefinidos, y un mayor control sobre la tercerización, entre otros puntos. Aunque ha sido celebrada por algunos sindicatos, ha generado preocupación en sectores empresariales por el impacto en el empleo y la competitividad. El debate en el Congreso continúa sin una mayoría clara.
La CUT y otras organizaciones obreras insistieron en que el respaldo a la reforma sigue vigente, aunque no se haya expresado masivamente en la plaza. Según ellos, la falta de asistencia se debió a factores logísticos y falta de articulación con otros sectores sociales. Sin embargo, observadores políticos coinciden en que el evento reflejó el debilitamiento de la capacidad de movilización de los sindicatos tradicionales.
El contraste con la Marcha del Silencio, una movilización apartidista que logró reunir a miles de ciudadanos en rechazo a la violencia, fue particularmente notorio. Mientras aquella jornada demostró una ciudadanía activa y movilizada en defensa de la vida, la convocatoria de la CUT no logró captar la atención ni siquiera de los simpatizantes del gobierno nacional.
La CUT no se ha pronunciado oficialmente sobre la baja asistencia, más allá de las declaraciones de Arias. Mientras tanto, la discusión de la reforma laboral continúa en el Congreso sin mayor avance, y las opciones de acudir a una consulta popular permanecen como una posibilidad abierta pero incierta. El fracaso del plantón plantea una nueva interrogante sobre la viabilidad política de las reformas sociales impulsadas por Petro.
Este episodio podría ser un punto de inflexión para las estrategias del oficialismo, que apostaba por la movilización popular como herramienta de presión frente al legislativo. La Plaza de Bolívar semivacía evidencia un distanciamiento entre los discursos institucionales y la realidad del respaldo ciudadano, al menos en lo que concierne a esta reforma puntual.
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