Violencia Desatada por la Extradición de un narcotraficante
Tuluá se estremeció con un nuevo acto de violencia: una granada lanzada al Coliseo de Ferias, que por fortuna no detonó, marcó el punto álgido de la furia desatada por la extradición de Jhonatan Andrés Valencia, alias ‘Pipe Tuluá’, líder de la banda criminal La Inmaculada. La ciudad, en el corazón del Valle del Cauca, vive bajo un toque de queda decretado por el alcalde Gustavo Vélez tras una ola de ataques que incluyó la quema de cuatro vehículos. La Inmaculada, responsable de 39 homicidios y extorsiones en Popayán, Armenia, y La Tebaida, responde con terror al traslado de su jefe desde la cárcel La Picota a la estación de Policía de Los Mártires en Bogotá, donde espera su extradición a Estados Unidos por narcotráfico.
Valencia, condenado por 39 asesinatos entre 2011 y 2017, según la Fiscalía, ha convertido a Tuluá en un feudo de miedo. Su organización, La Inmaculada, recaudó $800 millones para un plan de fuga frustrado, demostrando el alcance de su red criminal incluso tras las rejas. El traslado del capo, el 4 de junio, en un operativo con helicóptero Black Hawk y comandos especiales, desató la retaliación de sus sicarios, que no solo atacaron el Coliseo sino que incendiaron vehículos, paralizando la ciudad. La Alcaldía justificó el toque de queda como una medida para “garantizar el orden público”, restringiendo la movilidad salvo para personal de salud, emergencias, y Fuerzas Armadas. Tuluá ofrece una recompensa de $100 millones y reporta cuatro capturas.
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