La ministra de Relaciones Exteriores, Rosa Yolanda Villavicencio, renunció públicamente a su visa en solidaridad con Gustavo Petro, en medio de la tensión con Washington por la revocación del visado al presidente colombiano.
La crisis diplomática entre Colombia y Estados Unidos escaló un nuevo peldaño con la renuncia pública de la canciller Rosa Yolanda Villavicencio a su visa estadounidense. La funcionaria lo hizo como un gesto de respaldo al presidente Gustavo Petro, a quien Washington le retiró el visado tras pedir a soldados de EE. UU. desobedecer órdenes de Donald Trump.
“Como ministra de Relaciones Exteriores he decidido renunciar al visado estadounidense. Es un acto de dignidad frente a la inaceptable decisión de revocar el visado al Presidente de Colombia. Nuestra soberanía no se arrodilla. Colombia se respeta”, escribió la jefa de la diplomacia en su cuenta de X.
En un extenso comunicado, la Cancillería señaló que esta determinación busca dejar constancia de que el Gobierno no aceptará presiones extranjeras. “El Gobierno de Estados Unidos, al vulnerar las normas diplomáticas internacionales y atropellar nuestra inmunidad, se presenta como juez y parte de sus propias arbitrariedades”, se lee en el texto.
Villavicencio, en rueda de prensa, recordó que el Acuerdo de Sede de 1947 obliga a EE. UU. a garantizar el ingreso de delegaciones a la ONU. Y advirtió que negar visados como arma política podría llevar a replantear la permanencia de Nueva York como sede de los debates multilaterales: “Si por ser pacifista te quitan la visa, muchos estamos diciendo también lo somos y estamos dispuestos a renunciar a ese documento”.
La medida se suma al listado de tensiones recientes entre la administración Petro y Washington, y plantea un interrogante clave: ¿cuántos miembros del actual Gobierno han perdido ya la visa estadounidense? Aunque oficialmente no hay un registro público, la salida de Villavicencio deja en evidencia que no se trata de un hecho aislado.
El trasfondo es claro: mientras EE. UU. argumenta que su decisión responde a posturas incompatibles con la relación bilateral, el Ejecutivo colombiano lo interpreta como un acto de represalia por las denuncias sobre el conflicto en Gaza. En cualquier caso, el deterioro de las relaciones ya es inocultable, y la pregunta se mantiene en el aire: ¿quién será el próximo en perder su visado dentro del círculo cercano al presidente?
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