Estados Unidos descertificó a Colombia por primera vez en dos décadas. Iván Duque responsabiliza a Gustavo Petro y acusa al Gobierno de ser “connivente con la criminalidad”, mientras Petro asegura que la culpa viene del pasado y que el camino es reducir la demanda en EE. UU. y Europa.
Por primera vez en más de 20 años, Estados Unidos decidió descertificar a Colombia en la lucha contra el narcotráfico, una medida que pone al país en el ojo del huracán internacional y que amenaza con afectar ayudas millonarias y la confianza de los inversionistas. Aunque Washington otorgó un waiver para mantener la cooperación, la etiqueta de “incumplimiento demostrable” supone un duro golpe político y reputacional para el Gobierno de Gustavo Petro.
El expresidente Iván Duque fue una de las voces más duras tras conocerse la noticia. Según él, entre 2018 y 2022 Colombia logró mantener la certificación gracias a la combinación de erradicación manual, extradiciones y golpes sostenidos contra los carteles. En contraste, señaló que el actual Ejecutivo desmanteló los grupos de erradicación manual, redujo las incautaciones a mínimos históricos y permitió la expansión de los cultivos ilícitos. Duque no dudó en calificar la política de “paz total” como una “paz fatal” y pidió retomar la fumigación aérea con herbicidas modernos.
Las críticas no solo llegaron de expresidentes. Desde el Congreso, el exmandatario del Senado Juan Diego Gómez dijo que la descertificación era “la crónica de una muerte anunciada”. El conservador Efraín Cepeda advirtió que este hecho minará la confianza de los inversionistas y encarecerá el acceso al crédito internacional. Alejandro Chacón alertó que Colombia corre el riesgo de quedar como un “paria internacional”, mientras Juan Pablo Gallo subrayó que se debilitan décadas de cooperación binacional.
Desde la oposición, el Centro Democrático y la senadora María Fernanda Cabal responsabilizaron directamente a Petro de ponerse “del lado de los bandidos”. Para ellos, la descertificación es la prueba de que la estrategia de “paz total” solo ha fortalecido a las economías ilegales y debilitado la ofensiva contra el narcotráfico.
Otros sectores, en cambio, interpretaron la decisión en clave política. El precandidato liberal Mauricio Cárdenas sostuvo que se trata más de un mensaje directo al presidente Petro que a Colombia como nación. Mauricio Lizcano coincidió en que la descertificación refleja una sanción al estilo de gobierno, más que al país en su conjunto.
El presidente Gustavo Petro respondió de inmediato en un Consejo de Ministros. Para él, la descertificación es “una sanción política contra un Gobierno que lucha por la vida”. En un cruce directo con Washington, aseguró que el crecimiento de los cultivos de coca se dio en el mandato de Iván Duque, “con fumigación forzada incluida”. Petro insistió en que el problema no se resuelve “desde avionetas con glifosato” sino atacando el consumo en Estados Unidos y Europa.
El embajador García-Peña advirtió que la descertificación golpea a ambos países. Según él, la cooperación antidrogas funciona como un engranaje en el que Colombia asume enormes costos humanos, ambientales y financieros, mientras Estados Unidos se beneficia de la reducción de cocaína en sus calles. “Con esta decisión pierde Colombia, sin duda, porque esta colaboración es importante para nosotros; pero también pierde Estados Unidos, porque estamos conectados… los únicos que ganan serán los criminales”, concluyó.
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