El exalcalde de Medellín y precandidato presidencial, Daniel Quintero, fue nuevamente abucheado en un evento público. Esta vez ocurrió en el Festival Petronio Álvarez en Cali, donde los asistentes le recordaron los escándalos de corrupción que lo rodean.
El exalcalde de Medellín y precandidato presidencial, Daniel Quintero, fue protagonista de un nuevo episodio de rechazo ciudadano durante el Festival Petronio Álvarez, en Cali. Su llegada al evento, que pretendía mostrar cercanía con la región Pacífica, terminó empañada por gritos de “¡fuera, ladrón!”, silbidos y abucheos que rápidamente circularon en videos por redes sociales. La reacción del público no solo recordó los escándalos de corrupción asociados a su gestión en Medellín, sino que también reforzó la percepción de que su campaña enfrenta una fuerte resistencia en distintos escenarios.
Este episodio se suma a una serie de rechiflas que Quintero ha vivido en los últimos meses. En junio, durante la Convención Bancaria de Asobancaria en Cartagena, el político antioqueño fue recibido con hostilidad incluso antes de comenzar su intervención. Días después, en el Congreso Empresarial Colombiano organizado por la ANDI, subió al escenario sin estar invitado y extendió una bandera de Palestina como acto de protesta política. El gesto, lejos de sumar apoyos, provocó otra ola de gritos en su contra, en presencia de figuras como Claudia López, Roy Barreras, Enrique Peñalosa y María Fernanda Cabal.
La controversia también traspasó fronteras. La semana pasada, Quintero viajó a la isla Santa Rosa de Yavarí, territorio en disputa entre Colombia y Perú, donde izó la bandera colombiana. El Congreso peruano respondió declarándolo persona “non grata”, acusándolo de manipular símbolos de soberanía con fines electorales y advirtiendo que “no se gobierna con gestos para la prensa, sino respetando el Derecho Internacional”, en palabras de la legisladora Juárez. El hecho generó tensiones diplomáticas y críticas hacia el político en Colombia, que interpretaron la acción como “nacionalismo de utilería”.
Mientras tanto, las investigaciones judiciales contra su administración siguen avanzando. Este viernes, la Fiscalía imputó a exfuncionarios de la Secretaría de Movilidad de Medellín por un contrato de $16.000 millones celebrado en plena vigencia de Ley de Garantías. Estos procesos mantienen bajo escrutinio la gestión de Quintero y alimentan las acusaciones de corrupción que sus detractores repiten en cada espacio público donde aparece.
Los repetidos abucheos y cuestionamientos reflejan un deterioro evidente en su estrategia de visibilidad. Lo que pretendía ser una narrativa de político contestatario y disruptivo se ha convertido en un boomerang que erosiona su imagen. Con la contienda presidencial de 2026 en el horizonte, la pregunta es si Quintero logrará revertir la percepción negativa o si los “¡fuera, ladrón!” se convertirán en el sello de su campaña.
“No se gobierna con gestos para la prensa, sino respetando el Derecho Internacional.” — Legisladora peruana Juárez, tras la acción de Quintero en Yavarí.
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