La despedida de Miguel Uribe Turbay en la Catedral Primada se convirtió en un acto de duelo y de definición política.
La Catedral Primada de Bogotá fue escenario de un emotivo y cargado acto político y familiar tras el asesinato del senador Miguel Uribe Turbay. Su esposa, María Claudia Tarazona, subió al atril para despedir a quien describió como “un titán” y “un guerrero”, resaltando su sonrisa, su amor por Colombia y su convicción en la “política decente”. Con voz quebrada, pero firmeza en su mensaje, Tarazona llamó a rechazar el odio y la venganza, recordando que “en Miguel nunca existió ni odio, ni rencor ni venganza, por el contrario, un corazón lleno de amor por su familia y por Colombia”.
Durante la ceremonia, a la que asistieron expresidentes, dirigentes políticos y diplomáticos, Tarazona pidió a los presentes no abandonar a su familia en el momento más duro de sus vidas. Aseguró que honrar la memoria de su esposo pasa por defender la democracia y promover la política con propósito de servir, sin negociar valores ni principios. “El propósito de Miguel para Colombia era un país sin violencia, por eso entregó su vida”, afirmó, ratificando que el legado de Uribe Turbay debe ser una inspiración para la unidad nacional.
El turno luego fue para su padre, Miguel Uribe Londoño, quien recordó el asesinato de su esposa Diana Turbay hace 34 años y cómo ahora la violencia volvía a arrebatarle a su hijo. Con firmeza, calificó el hecho como un “magnicidio” y un “ataque terrorista”, reclamando justicia sin prescripción. “Este delito no prescribe y dedicaremos todos nuestros esfuerzos para que los responsables enfrenten todo el peso de la justicia”, señaló. En su discurso, advirtió que Colombia debe “despertar de la pesadilla” y organizarse de cara al 2026 para frenar la espiral de violencia.
La voz del expresidente Álvaro Uribe también estuvo presente a través de un mensaje leído por Gabriel Vallejo, director del Centro Democrático. Uribe acusó directamente al presidente Gustavo Petro de instigar la violencia contra Miguel Uribe, señalando que sus declaraciones fueron un “discurso presidencial instigador” que alentó a los terroristas. Por su parte, Jerónimo Uribe destacó que su padre había encontrado en Miguel una esperanza que hacía años no veía en la política colombiana.
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