La representante a la Cámara Saray Robayo desató una oleada de indignación al hablar públicamente de su vida íntima con el condenado por corrupción Emilio Tapia. Aunque ha promovido leyes sociales, su cercanía con el polémico contratista revive críticas sobre la ética política en Colombia.
La representante a la Cámara Saray Robayo Bechara, del Partido de La U, se encuentra en el centro del escándalo público tras aparecer junto a su pareja, Emilio Tapia, en el programa “Desnúdate con Eva” conducido por Eva Rey. La congresista cordobesa dio detalles íntimos sobre cómo concibieron a su hija mientras Tapia se encontraba preso por delitos de corrupción, generando una ola de indignación en redes sociales.
Robayo, que nació en Montería y ha liderado proyectos legislativos importantes, compartió entre risas anécdotas sobre sus visitas a Tapia en prisión, donde —según dijo— “no se necesita estar cómodo para eso” al referirse a tener relaciones sexuales. Lo que más molestó a la opinión pública no fue el contenido íntimo de sus relatos, sino la ligereza con la que hablaba sobre su pareja, un hombre condenado por casos que han causado un profundo daño a la sociedad colombiana.
Los usuarios de redes sociales, especialmente en X, no tardaron en cuestionar su conducta. Uno escribió: “Es tremendo lo de Saray Robayo. Sonrisa 180 grados para presentar en sociedad como su pareja a uno de los grandes bandidos de este país”. Otro afirmó: “El verdadero cuestionamiento debería dirigirse a la Representante a la Cámara por Córdoba. El mensaje que le da a sus electores es claro”.
Emilio Tapia fue condenado por el escándalo de Centros Poblados, una trama de corrupción que desvió 70.000 millones de pesos destinados a conectar con internet a niños de zonas rurales. También recibió una sentencia de 17 años por el llamado carrusel de la contratación, relacionado con adjudicaciones fraudulentas en Bogotá. Tapia, pese a sus antecedentes, sigue moviendo influencias en algunos sectores políticos.
Aunque Robayo no enfrenta cargos judiciales ni investigaciones por corrupción, su cercanía con Tapia ha generado dudas sobre su ética política. Algunos medios de Córdoba reportaron que Tapia organizó una ostentosa fiesta para presentarla como candidata al Senado, prometiendo superar la cifra récord de 120.806 votos que obtuvo para llegar a la Cámara.
La congresista proviene de una de las familias más poderosas del departamento: es nieta de Elías Bechara Zainúm, fundador de las universidades de Córdoba y del Sinú, y prima del actual gobernador Erasmo Zuleta, quien respaldó su campaña. Robayo es abogada, especialista en Derecho Constitucional, y trabajó en el Ministerio del Interior durante el gobierno de Iván Duque como secretaria ejecutiva.
A pesar de la controversia, su hoja de vida incluye propuestas como la Ley 2380 de 2024, que obliga a grandes superficies a donar alimentos aptos para consumo a bancos de comida: “¡Ya fue sancionada nuestra ley! Seguimos avanzando en la lucha contra el hambre en Colombia”, celebró en su momento.
Hasta el momento, la congresista no se ha pronunciado sobre la polémica. La indignación se mantiene, y las críticas apuntan no solo a su vida personal, sino a lo que representa: una muestra más de cómo la política colombiana parece ser indiferente ante la ética cuando se trata de alianzas y vínculos de poder.
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