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Tras 19 días de secuestro, Lyan José Hortúa volvió a casa. Autoridades regionales, padres del menor y líderes locales agradecieron a las entidades que hicieron posible su liberación y exigieron justicia contra los responsables.
Lyan José Hortúa, el niño de 11 años secuestrado el pasado 3 de mayo en la vereda Potrerito, Jamundí, fue liberado después de 19 días de cautiverio, desatando una oleada de reacciones en el Valle del Cauca. La gobernadora Dilian Francisca Toro, quien desde el primer momento lideró acciones para encontrar al menor, expresó su felicidad pero también un firme mensaje de justicia:
“Muy felices de que Lyan haya vuelto a su casa con sus padres, que es donde debe estar; al colegio, con sus amigos, sus vecinos. No se puede volver paisaje ni olvidarnos de este secuestro”.
La mandataria recordó que el secuestro de un niño es una grave violación del Derecho Internacional Humanitario y reiteró que los responsables deben enfrentar todo el peso de la ley. Agradeció públicamente a la Defensoría del Pueblo, las Naciones Unidas, la Iglesia Católica, la Cruz Roja Internacional, al Gaula y a la Fuerza Pública por su papel en la liberación.
Los padres del menor, a través de un comunicado, agradecieron el respaldo de la Gobernación del Valle, pero también cuestionaron el silencio del presidente Gustavo Petro, quien no se pronunció durante los 19 días de secuestro. La crítica se suma al creciente malestar de sectores que ven con preocupación el manejo nacional de este tipo de crímenes atroces.
La alcaldesa de Jamundí, Paola Castillo, también reaccionó con emoción, diciendo:
“Como madre y como alcaldesa, me llena de alegría saber que Lyan ya está con su familia. Jamundí no se rinde. Jamundí lucha y se levanta por su gente”.
El alcalde de Cali, Alejandro Eder, fue más directo en su declaración:
“Este fue un delito de lesa humanidad que nunca debió ocurrir (…) los mismos delincuentes que secuestraron al niño están poniendo bombas en Cali y reclutando menores para el crimen. El retroceso de Colombia hacia la violencia debe ser detenido”.
La liberación de Lyan marca un hito en medio de la crisis de seguridad que vive el suroccidente colombiano. Sin embargo, el caso no está cerrado. Las autoridades ya adelantan operativos para identificar, capturar y judicializar a los responsables del secuestro.
“Los niños son sagrados. Este crimen no se puede repetir ni olvidar”, concluyó Toro Torres.
