En los recientes incendios forestales de Los Ángeles, el cielo se tiñó de rosa gracias al uso del Phos-Chek, un retardante de incendios ampliamente utilizado en Estados Unidos. Este compuesto no solo crea barreras contra el fuego, sino que también genera debate por su impacto ambiental.
Phos-Chek es un compuesto fabricado desde 1963 por la empresa Perimeter, compuesto en un 80% de agua, 14% de sales similares a fertilizantes y 6% de colorantes. Se aplica desde aviones cisterna para frenar la propagación del fuego, enfriando y recubriendo la vegetación.
A pesar de su eficacia, el Phos-Chek ha enfrentado críticas. Activistas ambientales denunciaron su posible daño a ecosistemas acuáticos, alegando que el compuesto puede ser letal para peces y otros organismos. En 2023, una jueza permitió su uso mientras el Servicio Forestal tramita un permiso ante la EPA.
Para mitigar estos riesgos, se desarrolló una nueva fórmula más segura (MVP-Fx), y su aplicación en áreas sensibles como hábitats de especies en peligro está restringida, salvo emergencias extremas.
El Phos-Chek sigue siendo una herramienta clave en la lucha contra los incendios forestales. Sin embargo, su impacto ambiental plantea la necesidad de seguir buscando soluciones más sostenibles para proteger tanto a las comunidades como al medio ambiente.
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