La Organización de Estados Americanos (OEA) está llevando a cabo una sesión extraordinaria para analizar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela. En esta sesión, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) presentará un detallado informe que expone las violaciones sistemáticas de derechos humanos, incluidas torturas, persecuciones, asesinatos y represión a la prensa, llevadas a cabo por el aparato represivo del gobierno chavista.
La sesión, solicitada por países como Paraguay, Argentina, Canadá y Estados Unidos, se realiza en un contexto de creciente presión internacional sobre el régimen de Maduro. Sin embargo, ha generado controversia debido a la falta de apoyo de Colombia, Brasil y México, que han decidido no respaldar la convocatoria, mostrando una postura cautelosa frente a las denuncias de la CIDH. Esta posición resalta una fractura dentro de la OEA, dividiendo a los países que condenan al régimen venezolano de aquellos que se muestran reacios a hacerlo.
El informe de la CIDH, titulado «Uso Arbitrario de la Fuerza», documenta numerosos abusos durante las manifestaciones en Venezuela, incluyendo la muerte de 23 personas entre el 28 y 30 de julio, y la detención arbitraria de más de 1.300 personas, entre ellas mujeres, adolescentes y periodistas. Además, se señala un patrón de violaciones a la libertad personal y de prensa, con reportes de desapariciones forzadas y actos de violencia sexual en centros de detención secretos.
A pesar de la gravedad de las denuncias, la sesión es de carácter informativo y no se espera que se transforme en una resolución condenatoria. La falta de consenso entre los estados miembros, especialmente la oposición de Brasil, México y Colombia, dificulta la posibilidad de una acción concreta por parte de la OEA contra el régimen de Maduro.
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